Esta localidad se encuentra en el extremo suroccidental del Valle, en la margen derecha del arroyo de Roza, afluente del río Jerea, sobre una suave ladera al pie del gran relieve residual que configura este sector del Valle.
El acceso a la misma se realiza por la carretera local que une Santotís con Lomana.
Su nombre procede de repobladores vascos, denominándose en el Becerro de las Behetrías Vasconçiellos, siendo la documentación más antigua sobre el mismo de 1045.
El casco urbano se divide en dos barrios separados por la carretera, el situado al N se dispone a lo largo de la calle de la Revilla y el situado al S se apiña de forma desordenada alrededor de la iglesia. El casco urbano está configurado por casas de estilo popular, algunas con pequeños balcones o solanas, aunque las más antiguas realizadas en mampostería se encuentran en mal estado, muchas de ellas en ruinas, destacando una en el extremo NE de la que se conserva el arco de acceso apuntado, realizado en sillería. En general las construcciones presentan encalados, arreglos con ladrillo y cemento y diversos adosados para garaje o almacén que deslucen bastante el conjunto.
En el siglo XVII tenía posada, fragua, horno común y lagar; de todo ello solo existe el horno de pan; la posada y la fragua estaban en el mismo lugar. El espacio natural circundante esta formado por extensos campos de cultivo cerealista y algunas arboledas, presentando la zona de monte situada al N una cobertera fundamentalmente de matorral.
En la pared del cementerio puede verse parte de una estela romana. La iglesia está dedicada a Santo Tomás Apostol y es de una sola nave con una profunda capilla a los pies de bóveda estrellada. El retablo mayor es uno de los mejores del Valle y su tallado se debe a Juan de Bueras, autor también del retablo de Lozares. Hay también en el pueblo algunas piedras grabadas, como un capitel románico que apareció en el campo.