Esta localidad se encuentra cercana a Hedeso.

Su nombre procede de la palabra paracuellos: estrecho o cuello angosto de terreno.

La iglesia está completamente en ruinas. Estuvo dedicada a San Miguel Arcángel y ardió hace años como consecuencia de la quema de rastrojos. A comienzos del siglo XVIII había sido adecentada retirando ciertas partes del retablo, colocando un cuadro del patrono, dorando la efigie del patrono y plantando una nueva pila bautismal.

Su reducido núcleo urbano, al que se accede por un camino, cuenta con una serie de construcciones mayoritariamente arruinadas o en avanzado estado de ruina. Sus características constructivas son idénticas a las registradas en otras localidades del Valle.