Se encuentra esta localidad en el extremo suroccidental del Valle, dentro de la margen izquierda del río Ebro, en la zona N de un relieve residual cuyas cuestas descienden en dirección N y E a los vallejos configurados por arroyos como el de San Lázaro o el del Pozuelo.  

El origen de la palabra Quintana sería casa de labor, parte [quinto] de bienes heredados y el apelativo María haría referencia a su dueña.

Se localiza junto a la comarcal BU-530, situándose el barrio de Abajo a lo largo de la misma, en la zona de valle, y el barrio de Arriba, al S de la carretera, en la zona elevada, dispuesto por tanto en una serie de cuestas conformadas por calles sinuosas y pendientes. Este barrio es el núcleo antiguo de la población, citado ya en 1068, mientras que el barrio de Abajo es producto de la expansión en época contemporánea.

El casco urbano del barrio de Arriba está configurado por casonas del XIX-XX, fundamentalmente, aunque algunas de ellas puedan tener su origen en el XVIII. Se trata de edificios de dos y tres plantas, con fábrica de mampostería y sillar de arenisca, algunas con balconadas o solanas -elemento típico de influencia de norteña, de la casa montañesa o cántabra y del caserío vasco-, que presentan todos sus vanos adintelados. No se conservan casas blasonadas ni con accesos de arco de medio punto. El conjunto en general resulta bastante homogéneo a pesar de las reformas y remozados de las casas, presentando las situadas en la zona más baja jardines delante de la fachada, aunque no faltan lamentablemente construcciones de nueva planta que rompen el conjunto, como es el caso del edificio situado junto a la casa rural.
En el barrio de Abajo, las construcciones son recientes y no presentan elementos de interés.

La iglesia no destaca especialmente y está dedicada a San Juan Evangelista. Es de una sola nave con un pequeño crucero. El retablo luce tablas pintadas de notable calidad con escenas de la vida de Jesús.

Al sur del pueblo, donde están las ruinas de la ermita de San Clemente, puede contemplarse un eremitorio altomedieval de unas 40 tumbas. Existen, además, algunas cuevas que pudieron ser habitadas

En el siglo XVIII contaba esta localidad con taberna, panadería, lagar, horno y posada. Tuvo también un horno de pan comunal que se derruyó al arreglar el camino de acceso. La presencia del lagar, así como de varias bodegas existentes en el barrio de Arriba, se explica por la importante producción de viñedo que tenía esta localidad, al igual que sucedía en otros pueblos del Valle; la mayoría de las bodegas están tapadas o derruidas actualmente, puede observarse la planta de una tallada en la roca al E de la iglesia, junto a una casa.

El paisaje que compone actualmente el entorno de la localidad, está monopolizado por el cultivo de cereal, existiendo algunas huertas y frutales próximos al núcleo urbano y zonas de monte bajo y encina en el cerro que se extiende hacia el SE. Dado su emplazamiento en altura, desde la plataforma donde se ubica la iglesia se puede disfrutar de amplias panorámicas del Valle.